martes, 18 de marzo de 2008

Marienbad


L´année dernière à Marienbad, A. Resnais

Le jeu: http://pagesperso-orange.fr/therese.eveilleau/pages/jeux_mat/textes/marienbad.htm

Sonnet du trou du cul


Obscur et froncé comme un œillet violet
Il respire, humblement tapi parmi la mousse
Humide encor d'amour qui suit la fuite douce
Des Fesses blanches jusqu'au cœur de son ourlet.

Des filaments pareils à des larmes de lait
Ont pleuré, sous le vent cruel qui les repousse,
À travers de petits caillots de marne rousse
Pour s'aller perdre où la pente les appelait.

Mon Rêve s'aboucha souvent à sa ventouse ;
Mon âme, du coït matériel jalouse,
En fit son larmier fauve et son nid de sanglots.

C'est l'olive pâmée, et la flûte caline ;
C'est le tube où descend la céleste praline :
Chanaan féminin dans les moiteurs enclos !

Paul Verlaine - Arthur Rimbaud

La passarella della vita


Otto e mezzo, F. Fellini

Y uno aprende

Y uno aprende... / despues de un tiempo, / uno aprende la sutil diferencia / entre sostener una mano / y encadenar un alma. // Y uno aprende / que el amor / no significa recostarse / y una compañía / no significa seguridad. // Y uno empieza a aprender... / que los besos no son contratos / y los regalos no son promesas / y que uno empieza a aceptar sus derrotas / con la cabeza alta y los ojos abiertos. // Y uno aprende a construir / todos sus caminos en el hoy, / porque el terreno del mañana / es demasiado inseguro para planes... / y los futuros tienen una forma / de caerse en la mitad. // Y después de un tiempo uno aprende / que si es demasiado, / hasta el calorcito del sol quema. / Así que uno planta su propio jardín / y decora su propia alma, / en lugar de esperar / que alguien te traiga flores. // Y uno aprende... / que realmente puede aguantar, / que uno realmente es fuerte, / y que con cada adiós uno aprende.

(Poema atribuido erróneamente a J. L. Borges y escrito posiblemente por Shakespeare)

jueves, 13 de marzo de 2008

Homenaje a Zitarrosa


El violín de Becho

Becho toca el violín en la orquesta,/cara de chiquilín sin maestra,/y la orquesta no sirve, no tiene/más que un solo violín que le duele./Porque a Becho le duelen violines,/que son como su amor, chiquilines;/Becho quiere un violín que sea hombre,/que al dolor y al amor no los nombre./Becho tiene un violín que no ama,/pero siente que el violín lo llama,/por la noche como arrepentido,/vuelve a amar ese triste sonido./Mariposa marrón de madera,/niño violín que se desespera,/cuando Becho no toca y se calma,/queda el violín sonando en su alma./Porque a Becho le duelen violines,/que son como su amor, chiquilines;/Becho quiere un violín que sea hombre,/que al dolor y al amor no los nombre./Vida y muerte, violín, padre y madre;/canta el violín y Becho es el aire,/ya no puede tocar en la orquesta,/porque amar y cantar eso cuesta.

Alfredo Zitarrosa

lunes, 3 de marzo de 2008

Más momentos poéticos (II)


Souvent, pour s'amuser, les hommes d'équipage
Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.

A peine les ont-ils déposés sur les planches,
Que ces rois de l'azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons traîner à côté d'eux.

Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule!
Lui, naguère si beau, qu'il est comique et laid!
L'un agace son bec avec un brûle-gueule,
L'autre mime, en boitant, l'infirme qui volait!

Le Poète est semblable au prince des nuées
Qui hante la tempête et se rit de l'archer;
Exilé sur le sol au milieu des huées,S
es ailes de géant l'empêchent de marcher.

Baudelaire, L´albatros

Más momentos poéticos (I)


Quand vous serez bien vieille, au soir, à la chandelle,
Assise aupres du feu, devidant et filant,
Direz, chantant mes vers, en vous esmerveillant :
Ronsard me celebroit du temps que j'étais belle.
Lors, vous n'aurez servante oyant telle nouvelle,
Déjà sous le labeur à demi sommeillant,
Qui au bruit de mon nom ne s'aille reveillant,
Benissant vostre nom de louange immortelle.
Je serai sous la terre et fantôme sans os :
Par les ombres myrteux je prendrai mon repos :
Vous serez au foyer une vieille accroupie,
Regrettant mon amour et vostre fier dédain.
Vivez, si m'en croyez, n'attendez à demain :
Cueillez dès aujourd'hui les roses de la vie.

Ronsard

La estrella y Fernanda


Érase una vez una niña pequeña que se llamaba Fernanda. Y siempre antes de dormirse iba a la ventana para ver las estrellas, y se hizo amiga de una estrella, y un día su madre la descubrió. Ninguna de las dos decían nada, y así se estuvieron dos meses. Al tercer mes la madre entró en el cuarto cuando la niña estaba en la ventana, y la madre dijo: Dime lo que haces o te castigo. Fernanda le tuvo que decir, y la estrella se enfadó porque era un secreto, y nunca más se asomó a la ventana.

Poema de Fabiana (de pequeña)

Tres poemas

Casi

Hoy, casi.
Anduvimos
todos a punto de al borde de a un paso
de nos fue de un ay para.

Hoy estuvo en un tris que no, escasamente
si un ápice faltó para ya apenas
nos quedamos en puertas de justo por tan poco.

A tocar de nos vimos a dos dedos
de estar a pique de rayar en justo al filo
de sólo un poco más y ya ahí qué cerca.
Hoy, casi, casi.
Pero no.
Así siempre.

Javier Velaza

... y si quieren saber de tu pasado
es preciso decir una mentira
dí que vienes de allá, de un mundo raro
que no sabes llorar, que no entiendes de amor
y que nunca has amado.

José Alfredo Jiménez

La última entrevista

La última entrevista fue triste.
Yo esperaba una decisión imposible:
que me siguieras a una ciudad extraña
donde sólo se había perdido un submarino
alemán
y tú esperabas que no te lo propusiera.
Con el vértigo de los suicidas
te dije: "Ven conmigo" sabiéndolo imposible
y tú -sabiéndolo imposible- respondiste:
"Nada se me perdió allí" y diste la
conversación
por concluida. Me puse de pie
como quien cierra un libro
aunque sabía -lo supe siempre-
que ahora empezaba otro capítulo.
Iba a soñar contigo -en una ciudad extraña-
donde sólo un viejo submarino alemán
se perdió.
Iba a escribirte cartas que no te enviaría.
Y tú ibas a esperar mi regreso
-Penélope infiel- con ambigüedad,
sabiendo que mis cortos regresos
no serían definitivos. No soy Ulises. No
conocí
Ítaca. Todo lo que he perdido
lo perdí a sabiendas
y lo que no gané
fue por pereza. La última enttrevista
fue un poco triste.

Cristina Pieri Rossi

Yo no quiero

Yo no quiero un amor civilizado, /con recibos y escena del sofá; / yo no quiero que viajes al pasado y vuelvas del mercado / con ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros; / yo no quiero sembrar ni compartir; / yo no quiero catorce de febrero / ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas; / yo no quiero que elijas mi champú; / yo no quiero mudarme de planeta, / cortarme la coleta, / brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde; / yo no quiero columpio en el jardin; / lo que yo quiero, corazón cobarde, / es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas /y matarme contigo si te mueres / porque el amor cuando no muere mata / porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana, / no me pidas llegar a fin de mes; / yo no quiero comerme una manzana / dos veces por semana / sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero; / yo no quiero besar tu cicatriz; / yo no quiero París con aguacero / ni Venecia sin tí.
No me esperes a las doce en el juzgado; / no me digas “volvamos a empezar”; / yo no quiero ni libre ni ocupado, / ni carne ni pecado, / ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste; / yo no quiero contigo ni sin ti; / lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes, / es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas / y matarme contigo si te mueres / porque el amor cuando no muere mata / porque amores que matan nunca mueren.

J. Sabina

Bueno, quizá París con aguacero.



L. E. Aute, Al alba

No sabes el dilema que me crea / pasar de todo y no decir ni mu, / por eso estoy aquí, maldita sea, / plantando cara como harías tú. / Lo que sucede es que me he enamorado, / como el perfecto estúpido que soy, / de la mujer que tienes a tu lado... / encájame el directo que te doy.
Una de dos, / o me llevo a esa mujer / o entre los tres nos organizamos, / si puede ser. / No creas que te estoy hablando en broma / aunque es encantador verte reír / porque estas cosas hay quien se las toma / a navajazos o como un faquir. / Que aquí no hay ni Desdémonas ni Otelos / ni dramas mexicanos de Buñuel, / recuerda que ese rollo de los celos / llevó a Caín a aquello con Abel. / De qué me sirve andarme con rodeos, / a ti no puedo hacerte luz de gas, / esas maneras son para los feos / de espíritu y algunas cosas más. / Que esa mujer me quiera no es tan raro / si piensas que a ti te quiere también, / lo más terrible es que lo ve muy claro, / pretende no perderse ningún tren. / Una de dos, / o me llevo a esa mujer / o te la cambio por dos de quince, / si puede ser.

L. E. Aute, Una de dos

Clip: http://es.youtube.com/watch?v=PkeQig4VW98

sábado, 1 de marzo de 2008

Alfred






Hemos olvidado / Por qué Joan Fontaine se inclina / Al borde del precipicio / Y que era lo que Joel McCrea / Iba a hacer a Holanda / No recordamos por qué Janet Leigh se detenía en el Motel Bates / Y porqué exactamente / El gobierno americano había reclutado a Ingrid Bergman / Pero recordamos un bolso de mano / Un bus en el desierto / Un vaso de leche / Recordamos una corrida de botellas / Un par de anteojos / Una partitura / Un manojo de llaves / Porque a través de ellos / Y con ellos / Alfred Hitchcock triunfó / Donde Alejandro, Julio César, Hitler y Napoleón fallaron / En tomar el control del universo / Quizás haya diez mil personas / Que no hayan olvidado la manzana de Cezánne / Pero debe existir un billón de espectadores / Que recuerden el encendedor / Del Extraño en un tren / Y la razón de por qué Hitchcock se convirtió / En el único poeta maldito en tener éxito / Es que fue el mayor creador de formas / Del siglo veinte / Y es la forma la que finalmente nos dice / Qué yace en el fondo de las cosas / De hecho, qué es el arte / Sino aquello que convierte la forma en estilo / Y qué es estilo / Sino el hombre mismo.

Jean-Luc Godard: Extracto de Histoire(s) du cinéma